
«Hablando de mujeres y traiciones se fueron consumiendo las botellas», refiere una canción popular en México en la que bien podríamos cambiar la mal empleada palabra referente a las féminas por «políticos» y entonces sí sería una frase al 100 por ciento real pues la traición y el pragmatismo parecen ser el pan de cada día del círculo rojo poblano.
Este fin de semana el llamado Pacto Social de Integración (PSI) buscó condicionar su adición a la alianza «Va por México» en la capital, a que el candidato sea Eduardo Rivera Pérez. Lo que llama la atención es que justo ese partido político en 2018 fue el que jugó en contra del panista postulando como candidato al expriista Víctor Gabriel Chedraui, con un fin específico que evidentemente no era ganar sino fragmentar el voto en contra del militante albiazul.
Ahora PSI, partido originalmente formado con Javier López Zavala, busca «hueso» y por ello oferta el pírrico nivel de votación que significa en Puebla, mismo que ha hecho que esté al borde de la desaparición. La urgencia de Rivera Pérez por lograr ser candidato sin ceder ante la otra ala panista que encabeza Genoveva Huerta, hace que busque sumar a sus anteriores verdugos. ¡Qué ironía!
Parece que Rivera olvida los antecedentes de este partido, algunos muy cercanos, en agravio del propio PAN.
Cuenta gente del partido (del propio grupo cercano al aspirante a la alcaldía…otra ironía) que en los primeros meses de 2018 todo apuntaba para que el hijo del entonces gobernador Tony Gali, fuera quien encabezara la fórmula al senado de la República por parte del PAN. Eran también los meses en los que la relación entre Gali y Moreno Valle era muy lejana y casi inexistente.
Los enterados dicen que Moreno Valle operó con el excandidato a la presidencia de México, Ricardo Anaya, para que Gali no pudiera poner a su hijo pero le respetaría el derecho que como gobernador tenía para decidir quién encabezaría la fórmula. La forma de hacerlo fue cambiando el género.
Con este movimiento, Moreno Valle se aseguraba de que el gobernador no pudiera meter a su hijo sabiendo que no lo arriesgaría para ir como segundo en la fórmula dado que los números ya indicaban que sólo entraría (por la puerta chica) quien encabezara la misma ante la ola lopezobradorista.
Ante ello Gali optó por dejar de lado a las panistas y colocar una política a quien consideraba incondicional: Nadia Navarro, quien no tenía mayor trayectoria que haber estado en el cabildo como regidora y luego sumarse al gabinete de Gali como titular del Instituto Poblano de las Mujeres.
Tómelo con reserva pero cuenta gente del Yunque que, de cara a los comicios, la hoy senadora ha buscado acercarse con Eduardo Rivera y, a la vez, con la gente de Morena, a espaldas de Tony Gali.
En el caso de Rivera Pérez la oferta es apoyarlo a cambio de dos regidurias.
El hecho de que se negocie a sus espaldas y que se negocie al mismo tiempo con un panista y con Morena, ha molestado al otrora jefe del ejecutivo y entre su grupo se señala que tomará cartas en el asunto, sea lo que sea que ello signifique.
El caso de PSI y el de Compromiso por Puebla (CPP), son similares, tienen acuerdo con Morena y con Eduardo Rivera y ello se verá en varios municipios donde jueguen Morena con PSI y en otros más Morena con CPP.
Nota Bene: si no le queda claro qué es el PSI no se preocupe, el partido ha sobresalido más por sus escándalos que por sus logros, la muestra fue contar con una regidora de nombre Olga Gutiérrez Machorro que propuso la inyección letal contra los indigentes; postuló a José Alejandro Martínez Fuentes como candidato a presidente municipal de Quecholac y quien es hermano del líder huachicolero, Antonio Martínez Fuentes, alias El Toñín; afilió y desafilió al youtuber Simón Ahued, vinculado con escándalos de arrancones y consumo de drogas, etc. Ver para creer.