La nueva película de Warner Bros y DC Comics destaca por su ligereza, así como por tener un humor accesible para todos los sectores de la población…con excepción de los amargados
Jaime López
Resulta difícil hacer algo refrescante en el celuloide de superhéroes, sobre todo porque en la última década se han estrenado un sinfín de ese tipo de propuestas, que han comenzado a desgastar el género.
Sin embargo, «¡Shazam!», la más reciente producción de DC Comics y Warner Bros destaca por su tono narrativo, ligero y con un humor que se acopla a los gustos de todas y todos los cinefilos.
Igualmente, el protagonista es un adolescente huérfano, cuyo propósito principal es dar con el paradero de su progenitora, pero que por azares de la vida termina siendo el heredero de una serie de poderes, con los cuales se divierte a diestra y siniestra.
Es ahí donde la obra en turno conecta con la gran audiencia, aquella que busca en la pantalla grande un medio para desconectar el cerebro y sentirse bien por un rato, pues plasma el deseo de varios jóvenes respecto a realizar cosas divertidas en caso de tener dones extraordinarios.
Por otro lado, se otorga relevancia a los marginados, pero no sólo a los denominados «losers» sociales, sino esas y esos que carecen de los recursos económicos suficientes para vivir.
De ese modo, en «¡Shazam!» no hay «Bruces Wayne» pensando en venganzas y con un montón de dinero para ejecutarlas. Tampoco hay villanos unidimensionales ni ganas de salvar al mundo per se, sino simplemente ganas de pasarla «chido».
Sin revelar puntos clave de la trama, la película estelarizada por Zachary Levi también pone en el centro de la atención la manera cómo los comentarios mala leche, egoísmo e indiferencia de los adultos puede generar rencor en sus vástagos, pero lo hace sin rollos densos ni traumáticos.
En resumen, «¡Shazam!» es una opción ideal para este fin de semana, con buenos valores de producción y efectos especiales, y con una trama amena y sensible.